En una olla cocinar la carne vacuna con un diente de ajo entero, pimienta y una cucharadita de sal. Cuando esté lista y fría, colarla y mecharla. Reservar tanto el caldo resultante como la carne.
Colocar las patas en una cacerola, cubrirlas con agua fría y el caldo reservado de carne. Cocinarlas durante 3 horas junto con la sal, la pimienta, las hojas de laurel, el tomillo y los dientes de ajo restantes. En este proceso es importante espumar el excedente de grasa y también reponer los líquidos perdidos con agua hirviendo para no cortar la cocción. Cuando la carne de la pata comience a desprenderse del hueso y a deshacerse, está lista. Dejar entibiar y desgrasar de ser necesario.
Retirar la carne del hueso de pata y cortarla en pedazos muy pequeños.
Colar con un paño limpio el caldo resultante de la cocción de la pata. Es necesario colar de esa manera para que la gelatina salga transparente y sin ninguna impureza. Llevar al fuego con los pedazos de carne picados que salieron de la cocción de la pata y colocar el jugo de limón y el vino blanco. Cocinar por veinte minutos más y dejar entibiar para luego colarlo con otro paño limpio.
En un molde de su preferencia, colocar las rodajas de huevo y las zanahorias cocidas; luego cubrir con la mitad del caldo colado del cual se formará la gelatina. Llevar al refrigerador hasta que cuaje.
Cuando esté cuajado colocar como si fuera otro piso, las arvejas, el pimiento rojo, la carne y el perejil picado.
Verter el caldo sobrante de manera suave (si es posible con una cuchara), esto evitará que se desordenen los vegetales y la carne colocados recientemente.
Llevar a la heladera y dejarlo hasta el otro día para que se solidifique totalmente.